lunes, 27 de febrero de 2012

Antes de las siete

Ahora que he acabado las prácticas, y después de haber estado 5 semanas levantándome a las 6 de la mañana y saliendo de casa antes de las siente, realmente entre lo dormida que iba y el frío que hacía, no sé como no he muerto...


La verdad es que me han ENCANTADO estas prácticas, estar con bebitos es la mejor experiencia que he podido tener, siempre les he tenido mucho miedo y no me veía con corazón de cogerlos (por si se rompían o algo así), pero ahora soy casi una experta. Al principio me hacía un lío y no sabía como poner las manos, porque al menos tenía claro que lo más importante era el cuello, pero mis manos eran torpes en sus suavecillos cuerpecillos... ¡Ains! Me encantan.


Pero la verdad es que no quería hablar de esto en esta entrada, pero me ha venido a la cabeza, de lo que quería hablar yo es de las personas que veo cada mañana en Barcelona...


Julián Bernal, Ferrolano y plusmarquista
  1. Señoras maquilladas. Que alguien me explique como se puede ir tan maquillada a esas horas de la madrugada (¡sí, de la madrugada!). Yo ni si quiera soy capaz de coger el lápiz de ojos a esas horas, es más, ¡mis ojos ni si quiera están abiertos! Y ellas con su base, su colorete, su sombra de ojos, su rimmel... No sé si admirarlas o compadecerles, porque son capaces de levantarse tan pronto e invertir el tiempo en esto.
  2. Yayos/yayas corriendo por la diagonal. A ver... yo aún no he asimilado esto... Con el frío que hace  a estas horas en plena diagonal, ¡¿como se puede correr?! Si yo corro para ir a pillar el bus (es que suelo "casi" perderlo) y me dan taquipneas y cuando llego a él lo único que pienso es en lo bien que estaría en mi camita, como puede ser que una persona jubilada (yayo o no) PUEDA SALIR A CORRER, si tienen todo el tiempo del mundo, para hacer los que les apetezca... Será que yo y el deporte no somos grandes amigos y por ello no puedo entenderlo...
  3. Señoras que te empujan por sentarse. ¡¿Hace falta ser tan agresivo a esas horas?! La verdad, no lo entiendo, con el frío que hace, con la poca gente que hay, con lo tranquilo que estás después de haber dormido... y van y te empujan, te atacan con bolsos enormes, te miran mal por entrar antes que ellas y solo por pillar sitios. Señoras mías, no me hace falta sentarme aunque vaya cargada con el uniforme, junto con mi calzado, el desayuno, y demás cosas que llevo habitualmente en la cartera (movil, iPod, monedero, agenda, tarjetero...) 
Y en fin... esto era en lo que pensaba cuando iba cada mañana hacía el hospital... 

¡Un beso!

1 comentario:

  1. ¡Yo tampoco entiendo lo de las mujeres pintadas y gente corriendo a esas horas! Lo de las ancianas sí lo entiendo. ¡Hay que dejar sitio a la gente mayor! ;)

    Anda anímate y a disfrutar del viaje.
    ¡Un beso!

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